22 noviembre, 2009

Unión-separación-evolución.


Si la vida se pudiera explicar solo con verbos, los míos serían: nacer, crecer, explorar, descubrir, unirse, duplicarse, separarse... ¿Y después? Perderse, buscarse, reencontrarse y volver a vivir. Como no es así de simple y a veces nuestra percepción de la realidad es engañosa, tendría que corregir mi resumen y darle matices a mis verbos: sentirse perdido, obligarse a buscarse, confirmar que se está ahí y que la del espejo es efectivamente una, aceptarse tal cual, sin miedo. Entonces ser de nuevo y sentir que se puede a pesar del dolor. Y luego como siempre, aunque suene a cliché: mejorar, superarse, comprender, aprender, perdonar y seguir adelante.
Separarse es triste de por sí. Es un rompimiento que va en contra de la propia incercia. Aceptarlo parece inalcanzable. Creer que el paso del tiempo solventará muchas cosas ayuda un poco, pero no es la totalidad. La responsabilidad juega un papelón. Procuro darle patadas al miedo para que ni se acerque. Hay tanto que reconstruir que de repente es una buena oportunidad para recolocar esquemas, escalas, emociones, actitudes y toda la gama del yo. Echarse un clavado dentro de uno mismo es interesante y recomendable. Querer dar respuesta a la marea de preguntas que aparecen es una pérdida de tiempo. Llorar es útil en pocas dosis. Amar es siempre el camino con más luz.

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